Recapitulaciones y reflexiones diarias
Nota del editor: estas reflexiones fueron publicadas primero en la página webde la CVX en Filipinas.
9 de agosto, día 1: Entrando en el lugar del encuentro
¡Saludos desde Manresa! Aquí, Ignacio pasó más de 10 meses tratando de emular a los santos y encontrar la santidad. Aquí fue también donde, poco a poco, Dios le fue transmitiendo las enseñanzas que posteriormente quedarían recogidas en los Ejercicios Espirituales. Actualmente, un Centro de Espiritualidad se yergue sobre la Cue- va donde Ignacio oraba frecuentemente durante su estancia en la ciudad. Esta es la sede del Encuentro Global de Formación. Tinnah de la Rosa y yo estaremos aquí como miembro del equipo organizador y como delegado, respectivamente.
CVX – propósitos, itinerarios y ver qué cambios deben producirse, para que podamos atender mejor las necesidades de la comunidad, a nivel global y local. Es el inicio del largo viaje que la Comunidad Mundial emprende en el campo de la formación.
Contemplamos el Puente Viejo, sobre el río Cardoner. La gran iluminación que Ignacio recibió de Dios junto al Cardoner será una de sus mayores fuentes de conocimiento y sabiduría a lo largo de toda su vida.
Durante el primer día, nos muestran los resultados de la encuesta mundial sobre formación CVX y re- visamos la trayectoria de la formación a la luz de las diferentes Asambleas Mundiales. Los delegados comparten las experiencias de formación de sus comunidades nacionales a través de cuatro ejes: Discernimiento, Formación para la Misión, Proceso de Crecimiento en CVX y los Ejercicios Espirituales. Encontramos movimientos de partida y retos actuales.
Mediante la oración, los encuentros y las conversaciones espirituales, comencé a preguntarme sobre varias cuestiones referentes a nuestra formación en CVX: ¿estamos facilitando un espacio para formar líderes? ¿cuál es nuestra historia en común y qué lugar ocupa la formación? ¿cómo podemos aprovechar la riqueza de la comunidad mundial y qué podemos compartir?
Durante el segundo día profundizamos en esta experiencia inicial.
Mientras tanto, oramos por vosotros durante todo el encuentro y os pedimos que, por favor, oréis por nosotros. (En la iglesia del Santuario, José de Pablo SJ, vice asistente mundial, preside la eucaristía).
10 de agosto, día 2: En contacto con la tierra, tocando lo fundamental
Tras la oración de la mañana, al aire libre, frente a las cimas de Montserrat, hubo algo que me conmovió. Bernard, mi amigo de Kenia, le pidió al padre Joseé que bendijera un palo, que se lo llevaría de vuelta a su aldea. Era un simple palo, con los dos extremos puntiagudos, que su tribu lleva a las reuniones y es- tá presente en los momentos de
toma de decisiones. Frente a Montserrat, sosteniendo el palo en oración, me di cuenta de cuánto añoraba a mi “pueblo”. A mi patria. Cómo anhelaba el contacto profundo con mi tierra, con lo fundamental.
El segundo día del Encuentro Global de Formación transcurrió en silencio, oración y conversación es- piritual. Mi pequeño grupo sintió muy cercana la experiencia de Ignacio en Manresa- una gran proxim- idad con la Trinidad y con la gracia de la comunión; rememorando la encarnación y cómo el amor se muestra en las obras. Sobre todo, Dios nos estaba mostrando el arte del encuentro y del discernimiento comunitario, conforme hacíamos nuestro el propósito del día: profundizar en la comprensión y vivencia de los 4 ejes temáticos: Ejercicios Espirituales, Discernimiento, Formación para la Misión y el Proceso de Crecimiento CVX.
Me doy cuenta de que no puede haber una comprensión real de ninguno de ellos sin profundizar en nuestra vivencia personal. Este fue el fruto que produjeron nuestras conversaciones espirituales. Y, lenta- mente, esperamos ver cómo Dios nos va revelando el camino a seguir en la formación CVX.
11 de agosto, día 3: mociones, confusiones y paseo nocturno
El trabajo continúa, como una espiral que va adentrándose en el corazón de lo que sentimos como una invitación del Señor a avanzar en la Formación CVX, en este preciso momento de la vida de nuestra co- munidad mundial.
Mi grupo de conversación ofreció de manera espontánea objetos y momentos de nuestra vida de CVX que simbolizan nuestro viaje: una espiral que representa un corazón en constante expansión, en escucha y movimiento, encarnándose en el mundo. Como símbolo, ofrecimos nuestras cruces, rosarios, un anillo de compromiso permanente
CVX, unos trozos de la corteza de un árbol, algunas hojas, una vela. Las partes de nosotros mismos que hemos ido ofre- ciendo a lo largo de estos días son ahora inseparables.
La oración de ese día en las orillas del Cardoner fue deter- minante. Puso de manifiesto al- gunas convergencias y confir- maciones, permitiéndonos avanzar hacia la concreción de las posibles prioridades.
Tinnah (¡Filipinas!) y Olivier (Francia) nos facilitaron el proceso al comienzo de la tarde. ¡Me encantó verla enseñando a los participantes internacionales algunos de nuestros especiales descubrimientos!
El proceso puede ser agotador; fue un regalo la ronda final del día, las palabras fluían: anticipación, grati-tud, energía, confianza, fe, en marcha… – eran indicaciones de que, a pesar del cansancio y de algunos pro-cesos difíciles, el Señor nos estaba sosteniendo y nos hacía sentir su presencia.
Finalizamos el día con un paseo nocturno por la ciudad de Manresa, ¡bajo la luna llena! San Ignacio, ¡ruega por nosotros!
12 de agosto, día 4: La gracia del verdadero encuentro
Durante este día, compartimos las conclusiones de nuestras conversaciones espirituales en pequeños gru- pos, una serie de reuniones por regiones y un plenario de clausura. Y finalizamos el día.
Hay una expectativa general de que todo debe confluir en el último día del encuentro. Pero, ¿y si lo im- portante fuera el encuentro en sí? ¿Y si el Espíritu Santo, que está vivo, nos dirige su palabra en medio de una unidad tan diversa? ¿Y si el lugar a donde vamos a parar resulta ser un punto en un río caudaloso, como el que contemplamos a orillas de Cardoner? ¿qué es lo que puede confluir?
Durante el tercer y cuarto día, iba bregando con esa sensación. Conforme el viaje de nuestro grupo de
conversación concluía, se iban incorporando los movimientos del grupo mayor. Estaba batallando con el proceso, la tensión entre escuchar y afirmar y las llamadas personales que iba percibiendo. Había que añadir una pregunta: ¿hacia dónde nos dirigimos como grupo?
Me doy cuenta de que cuando tomamos el compromiso de caminar juntos, en el mismo terreno, con la misma dignidad y autoridad en el discernimiento -, las cosas pueden complicarse, por lo jerárquicos que podemos llegar a ser. Hay un gran deseo de poner en práctica el ser una comunidad laical ignaciana, por ser “horizontales”. Pero nuestros corazones, costumbres y comunidades nacionales aún no han alcanza- do este punto.
Y así, al final del encuentro, con nuestra mirada, podíamos ver que estábamos igual que al principio: las estructuras regionales y nacionales existentes, los recursos de formación y su puesta en práctica. Una se- rie de personas agotadas tras las intensas jornadas. Metas inconclusas, planes desiguales. Todavía quedan decisiones pendientes. No hay en absoluto una conclusión clara. Si “nuestro enemigo” fuera más fuerte, tal vez habríamos sucumbido a la frustración y la desesperación. Pero escuchamos la evaluación de nuestro viaje. Y Cristo estaba con nosotros.
Con la mirada de Cristo, así es cómo concluía nuestro encuentro: con una contemplación más amplia de la formación CVX en el mundo en este momento, con una convergencia de deseos y planes de acción. Con el convencimiento de que son abundantes los dones en la formación, y que ya es hora de ponerlo todo encima de la mesa. Con las relaciones fortalecidas y la determinación de continuar en esta red para sentar las bases del futuro de la Formación CVX.
Es así como terminamos el encuentro – no mirando fijamente un punto en el río – tumultuoso, embravecido, con re- molinos-, sino descubriendo que somos una corriente. Aprendimos que necesitamos sumergirnos en este caos sagrado y habitar las tensiones creativas de este complejo presente. Al igual que Ignacio, nuestro deseo de santidad fue reconvertido y remodela- do como arcilla. Dios nos había estado enseñando y aún no ha concluido. Este encuentro ha finalizado, pero acaba de comenzar un Encuentro todavía más grande.
Original: inglés
Traducido por Marisol Ortiz