1748
El Papa Benedicto XIV, con la Bula Praeclaris Romanorum, trató de renovar la vitalidad de la Congregación. Esta Bula incrementó los beneficios espirituales de sus miembros concediéndoles nuevas gracias lo que tal vez produjo el efecto contrario. En aquellos momentos la Compañía de Jesús, víctima de intrigas políticas, estaba ya luchando por sobrevivir.